El Señor de los Anillos: 60 años de elfos, hobbits, enanos y magos.


"Donde no falta voluntad siempre hay un camino."
–Eowyn

Es sólo una de tantas frases que parecen esconder una enseñanza profunda e imperecedera puesta ahí por el Profesor Tolkien en su más grande obra; El Señor de los Anillos. Todas las cuales, al margen de la intención que hayan escondido originalmente, se han convertido en una guía para los millones de seguidores, que tanto la obra como el autor se han ganado con los años.




Porqué el profesor Tolkien no escribió sobre la eterna guerra entre el bien y el mal, sino del inevitable viaje que recorren aquellos de bien a lo largo de la vida; siendo tentados por el mal, tanto como añorando los días de sencillez que se pierden con la emoción de la aventura. Una forma rara de narración en la que el profesor solicita a quien deguste su obra, que se asuma un campeón austero e inflexible dispuesto al sacrificio y la bondad, capaz como cualquier otro de las más grandes fechorías pero eligiéndose en todo momento dar lo mejor de sí para los demás, así que al tenor de esa lógica, la Sociedad Tolkendili de México A.C. en conjunto con el Centro Nacional de las Artes, celebró El Señor de los Anillos: 60 años de elfos, hobbits, enanos y magos, abriendo un espacio para que todos los entusiastas disfrutaran de música, esgrima, talleres, actividades lúdicas e incluso, precisamente para aquellos dispuestos a dar un paso más; un viaje a través de la tierra media gracias a los juegos de rol.



Realmente era una actividad para un fin de semana no solo un día.

Con eso en mente el viaje nos llevó directamente al CENART, cuyo complejo es en si mismo una obra de arte. Pero ya que los asiduos lectores de ESDLA saben bien que un mago no llega ni temprano ni tarde, incluso veinte minutos antes del evento ya habían largas filas de entusiastas caracterizados como su personaje favorito de la obra. Y es que tal es la fuerza del Señor de los Anillos, que la sola mención de aquel anillo dorado, los llama y atrae hasta que el auditorio principal, capaz de albergar a 130 personas se llenó impidiéndonos estar presentes en la inauguración.


La cantidad de asistentes desbordó el lugar. 


Pero no el espíritu de los organizadores, que estuvieron en todo momento al pendiente de las necesidades de los expositores y asistentes.

El programa en si estaba basado enteramente en el disfrute de nuevas experiencias relacionadas a la obra, tal es el caso de la música, el teatro guiñol y la demostración de esgrima, sin embargo, pese a que en dichas actividades se buscaba retratar la fidelidad de la obra escrita, fue imposible estimar el furor que aún causan las adaptaciones cinematográficas de Peter Jackson que aunque a casi 10 años de ver la luz, repopularizaron la obra, y cuya vigencia atestó el CENART de tal suerte que rápidamente las actividades de cupo limitado llegaron a su límite.

Las actividades estaban pensadas para edades específicas. 


Las películas crearon una generación de fans.

Sin embargo, aún sin poder disfrutar la mayoría de los eventos pues implicaban tener la capacidad para estar formado por espacios largos de tiempo, el sólo estar presente en aquel lugar era en sí un viaje a un mundo exótico en el que hobbits, elfos, enanos e incluso alguno que otro nazgul se tomaba el tiempo para retratarse con quien quisiera. Un ambiente digno de la comarca y sus afanosos habitantes.


Mythrindir, un Haradim, un Orco y atrás de la cabeza un montaraz del norte.


Frodo y Sam con Galadriel.

Tipos armados. Por seguridad no preguntamos quienes eran.


Aragorn hijo de Arathorn junto a un niño que dudaba sobre la sexualidad de un dwarf.
(Es por la barba).


Pero según el programa, justo a medio día comenzaba "Un viaje por la tierra media", coordinado por Cesar Yañez y quien tuvo la buena astucia de involucrar nada más y nada menos que a Jazmín Eek Quintero Salvador, rolera veterana asidua de las exhibiciones, así que junto a su hermano Isaac Tlacaelel, otro conocido veterano, y un master à la carte solicitado al Monasterio del rol, recibieron a entusiastas que esperaban una experiencia narrativa digna de las hojas de la trilogía definitiva.

Se nos proveyó de las armas, pero el número de personas pudo quebrar el corazón de los narradores. Solo que no este día.

Así que armados los hermanos con una adaptación de sistema de Dungeons and Dragons, quinta edición y el monje con el sistema CODA de El Señor de los Anillos el juego de rol, llevaron a los asistentes a los suaves prados donde habitan las cosas verdes y buenas dignas de ser defendidas del Enemigo. 

Eek Quintero. Narradora veterana.


Isaac Quintero. Narrador veterano.

Obviamente, hacer tal cosa no supone un reto para veteranos del rol, excepto claro por el detalle que todos aquellos que pudiendo ir a las muchas actividades lúdicas ofrecidas, y que optaron sin saber qué es el rol, por el viaje a través de la tierra media, esperaban una prosa digna de las palabras del profesor Tolkien tanto como un dominio de las muchas puntadas que forman el lienzo de el Legendarium... afortunadamente, la líder del viaje, inspirada por las voces secretas de los maiar, tuvo la astucia de proveer un curso completo para reconocer el dûn del rhûn, el harad del forod, tanto del quenya como del sindarin y los nombres de los istari, los siete clanes khazad, así como la diferencia entre un eldar noldo y un eldar silvano.

Hay tanto que decir de la tierra media.. Y más de la mitad es impronunciable.

Porque El Señor de los Anillos vive en sus palabras. No se trata de ser rebuscado, ni de renombrar con los ingeniosos idiomas que el profesor Tolkien parió, sino de buscar la belleza simple pero asombrosa que engendra esa sutil magia que tiene la tierra media, y que solo puede reproducirse por aquellos que en mi mismos aprecian el bien por encima del egoísmo.

El campo de batalla.


Tal fue el caso de los participantes que escalando enormes montañas tanto como cruzando prados a galope o ríos en balsas de madera blanca, sea como eruditos, bribones, artesanos o nobles, demostraron que la bondad impera por encima del cinismo y que todo aquel dispuesto a cruzar el portal, asunto peligroso o no, se encamina a un viaje que vale la pena vivir, lo que es en si mismo una alegoría sobre lo que el rol es para todos aquellos a los que toca, el viaje que los cambia.

Pallando y Alatar.

Campeones del Este.

Agradecemos a la Sociedad Tolkiendili por los esfuerzos para tan ambiciosos proyecto, al CENART por abrir sus puertas cuando muchos espacios culturales parecen estar cerrándose, y sobre todo a Eek Quintero por habernos considerado para compartir mesa.

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