AltaLeticia; un asunto de familia, el juego de rol (Sindicato8-10-2016, parte 2)



No pude confirmarlo, pero al menos en tres momentos; la bienvenida, el inicio y el final, coreaban:


"Aquellos de la misma sangre, 
la derraman al mismo tiempo" 


Ese sábado me levanté temprano. Las instrucciones de la invitación decían que debía presentarme a las 10 en la Casa de Cultura Azcapotzalco, ubicada en Avenida Azcapotzalco #605, Colonia Azcapotzalco, Delegación Azcapotzalco. Naturalmente sospeché: demasiado Azcapotzalco para no hacerlo. Sin embargo, la primera carta que recibimos decía crípticamente AltaLeticia, y cuando llegué buscando alguna referencia fui recibida por un hombre con saco conocido: Jaguar, de Nuestras Raíces Nuestro Cielo, y que me hizo entrega de un tríptico.



El tríptico era de gran calidad y además de permear sobre el ambiente, anunciaba la alianza Sindicato-Nuestras Raíces Nuestro Cielo.


El tríptico era azul y describía muy gráficamente un "bienvenido a AltaLeticia ciudad en crecimiento" pero que en realidad se trataba de una ciudad del pecado, y aunque a simple vista tenia pocos elementos, realmente la calidad del papel te hacía explorar lo que eran sus misterios. Pero no tuve mucho tiempo para admirarlo, porque aunque en el fondo podían del lugar se veía rostros roleros conocidos cerca de una fuente, quise ver que tan exclusivo era todo el asunto, así que pregunté a alguien del Museo si sabia donde era lo de AltaLeticia y me dijo, cito "en el exclusivo salón Cervantino" y me mostró un póster pegado que traía los logos de la casa de Cultura, la Ciudad de México, la Secretaría de Cultura de la CDMX, el de NRNC y uno que decía Sindicato. Y si bien el solo contemplarlo no me explicaba nada, de alguna manera me preparaba para todo.


No pude dejar de notar que aunque yo solo use unos escasos minutos para apreciarlo, los que si eran del Sindicato, charlaban entre ellos buscándole misterios.


No quise acercarme al grupo por aquello de pasar desapercibida como prensa y eso, pero cuando vi que recibían a los asistentes con bocadillos italianos, me acerqué SOLAMENTE para poder cumplir mi labor informativa. Lo degusté (bueno me lo comí tan rápido como pude para comer otros más) mientras accedía al lugar de encuentro. El salón Cervantes es precisamente como se escucha, piso de duela, candelabros increíbles, un piano de cola, cinco mesas alineadas en forma de cruz con manteles rojos, y roleros conocidos. Rápidamente ubiqué mi alrededor y noté tres tipos de roleros, los primeros amigos de muchos eventos, tranquilos y a la expectativa de lo que estaba por suceder, con buen espíritu platicando entre sus escasos conocidos, otros en cambio del Sindicato, se mantenían alertas, de alguna manera preocupados como si supieran que debían esperar lo inesperado, y luego, otros que viniendo completamente de traje y corbata, se miraban concentrados. Samurais en Pierre Cardagne (fashionismo +1000).



Los jugadores minutos antes de la refriega.


Este último grupo eran solo miembros del Sindicato, supuse que solo los socios mayoritarios, pero luego reconocí que estos tenían un saludo todo cool al encontrarse entre ellos y que no correspondían con los otros, así que harta de tantos misterios mi plan era llegar y decirle al Líder, "señor Castillo, ¡la prensa libre exige saber! ¡Saber!" Pero noté que uno de los trajeados tenía un sombrero que decía "Prensa" (así es, ¡su propia prensa!) y para evitar que me removieran del lugar por no ser indispensable me quedé calladita y en el rincón. Mirándolos con sospecha.



El poster llamaba mucho la atención, y atrajo mirones. Los veía entrar pero nunca salir.



Finalmente, el Líder charro y El Master, se acercaron, saludaron, me presentaron a otro Socio Mayoritario, encargado y lo pusieron a mi disposición para que me explicara las cosas conforme sucedían. Ahí y solo ahí, puede comenzar a entender lo que sucedía: AltaLeticia; un asunto de familia, el juego de rol, era más de lo que dejaba ver pues resulta que estábamos en un evento anual para el Sindicato, conocido como GatoPardo, pero que de hecho era un reto lanzado por un Socio Mayoritario para poder tomar el lugar de Líder del Sindicato, permitiendo en ese acto, que otros miembros aspiraran como candidatos a los diferentes puestos de Socios Mayoritarios, mientras estos a su vez defendían sus títulos. Todo en un juego de rol. Aunque no en cualquier juego de rol.





Los Socios Mayoritarios, salvo por dos que estaban terminando unas operaciones.


De un momento a otro, mientras me permeaba de asuntos relacionados al Sindicato, pero sin que se me revelara nada de lo que sucedería en el evento, las actividades comenzaron con el Líder dando la bienvenida y explicando qué celebraban, cómo lo hacían y porqué era un asunto de familia. De hecho, hizo hincapié en que entrábamos en dominios de la incertidumbre; ya que lo que estaba por suceder era resultado de un sorteo, en el que según las reglas internas del Sindicato, tras recibir el reto, el Oficial de Duelos, Vendettas y Vindicattas se dispuso a operar esto en secreto, y que con todo listo, se eligieron al azar 5 narradores de entre todos los Socios Mayoritarios y candidatos para el ejercicio, pero que aunque todos fueron notificados con 12 horas de anticipación del contenido del sobre, todos incluido él, no sabían que encontrarían para echar a andar el "asunto de familia".



La bienvenida; elegante pero decisiva.


AltaLeticia; un asunto de familia, el juego de rol, era una crónica sobre una ciudad que en todo su apogeo estaba infestada por un grupo secreto (El Sindicato) que controlaba todas sus actividades ilícitas. Algo de estética Chicago 1940, pero con la finura de ser creado desde cero en todo aspecto, pues todo, desde el lenguaje hasta el saludo pasado por las bendiciones era propio de la ciudad, que en realidad era un estado, de un país potencia en medio de una guerra en un mundo que no es el nuestro. Y eso era el comienzo.



Al terminar el juego me dejaron observar uno de los "Manuales del Master" puedo dar fe que estaban preparados para todo.


Antes de empezar a jugar nos pasaban un sombrero del que extraíamos un papel según el cual nos tocaba alguna de las cinco mesas, y ahí, un narrador elegido entre ellos momentos antes nos recibía para mostrarnos un sobre sellado, abrirlo, y comenzar. De pronto, mientras se nos explicaban algunos detalles de la ciudad, comenzó el juego. El narrador, sacó muchas cosas del sobre, pero todo comenzó con una baraja inglesa, y sin embargo, no cualquier baraja, sino una personalizada, pues el reverso traía el nombre y logo del Sindicato, pero al frente tenía unos detalles. Ya en grupo comenzamos a jalar cartas, y eran estas las que nos señalaban la posición de nuestro personaje en la ciudad, Testa, Consulente, Tesoriere, Campione y Signore.



Los mazos eran especiales, y se compartían por mesa en sustitución de dados.


Con nuestras posiciones determinadas se nos entregaron las hojas de personaje, sencillamente las más geniales que he visto en mi vida, eran una especie de folder que en su interior traían sobres que contenían pequeñas hojas como un acta de bautismo, cartilla militar e identificación. Y todo desde la selección de valores hasta el acomodo se hacía en grupo y desde la baraja.



Las hojas de personaje, llamadas Kardex, terminaron de poner todo el sabor al asunto.


Sin previo aviso entre el foreplay y el inicio de la crónica comenzamos a jugar. Las mismas hojas indicaban cierto background "predefinido" y sin embargo claramente opcional, pero todo desde el nombre hasta la personalidad y las aptitudes eran enteramente elegidas por nosotros. La trama, uno de los hijos del Gonfaloniere (el capi dei capi) estaba por volverse gobernador de AltaLeticia, por lo que si su padre le pasaba el puesto sería el hombre más poderoso de los Estados Hermandados de Auza, así que todo aquel con la ambición de tomar ese puesto tendría que tomar cartas en el asunto (literalmente).



5 narradores, 1 prensa y 25 jugadores repartidos en 5 mesas.


Recuerden, yo estaba en mesa, así que todo lo que podía ver era a 5 jugadores y a un narrador, jugando una crónica tipo mafia, sobra decir en manos de un narrador muy hábil que sabía cuando ser visceral con los sucesos y cuando ser descriptivo. Entonces mientras nos acomodábamos unos stickers con nuestras posiciones e interactuábamos entre nosotros para conocernos y decidir si actuábamos juntos, sonó un teléfono... Corríjanme si me equivoco, pero estos son los tipos de los que se dicen cacheteaban a alguien por comer en mesa, así que los otros jugadores también se quedaron schokeados hasta que el narrador con esa cara impávida que los caracteriza, tomó el teléfono y lo acercó a nuestro Consulente, diciendo "escuchas el teléfono repicar, es una linea privada que solo los consulentes tienen ¿contestas?", el identificador del móvil decía Consulente (Punto cardinal) y aunque el jugador lo dudó, cuando eventualmente contestó, pude ver que estaba hablando ¡con otro jugador! Así en personaje, en pleno rol. Las caras de ambos mostraban sorpresa, pero las de aquellos que notamos la dinámica ¡aún más! 



Si bien no sabíamos que esperar, rápidamente tomaron nuestra atención y nos involucraron. La Gonfaloniere decidiendo recibir o no una llamada.


Entonces se coordinó una reunión entre campione's en el territorio del otro, aceptó en nuestro nombre y rápidamente entre todos trazamos un plan para tener la ventaja como los roleros paranoicos que éramos. La sorpresa: mientras estábamos en nuestros asuntos, llegó el tipo del sombrero que decía Prensa, arregló un como tablero que teníamos, y dijo a toda la mesa: que habían asaltado el banco en otra ciudad, nos preguntábamos que tenía que ver con nosotros cuando el narrador, usando el tablero ¡nos subió la dificultad de nuestro plan porque la policia estaba alerta por el robo en otra aparte de la ciudad! Lo que es peor, llegado el momento de la reunión nos preguntó quienes iríamos. Escogimos a dos y... el narrador llamó al de prensa, les dijo a donde iban, y guiándolos los llevó a otra mesa. Entre los demás jugadores ¡con otro narrador!


La prensa modificando el tablero de 
dificultad, alguien en otra mesa había cometido un error... 
¡o quería entorpecer nuestro planes!



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